El buffet de este club es utilizado por una escuela de la zona para dar clases a algunas burbujas de alumnos, debido a que la institución educativa no tiene lugar suficiente 

Gustavo Acosta, presidente del Club Fénix, en Villa Devoto, y representante de los 220 clubes de barrio de la Ciudad cuenta la dificil situacion de los clubes de barrio y la particular expriencia de convertir a su buffet en un aula primaria.

“Por suerte, todavía ningún club de la Capital tuvo que cerrar. La situación se está haciendo difícil, especialmente para los que tienen todo el espacio cubierto, que son la mitad. Muchos generaron deudas, otros quemaron reservas”

Actualmente, el buffet de ese club es utilizado por una escuela de la zona para dar clases a algunas burbujas de alumnos, debido a que la institución educativa no tiene lugar suficiente en su establecimiento para poder mantener este formato de presencialidad. A cambio, el gobierno porteño le retribuye económicamente al club.

Acosta estuvo toda la semana esperando con ansias la nueva disposición que vuelve a permitir la práctica de actividad física sin contacto y con aforo y sin límite de participantes en espacios cerrados. Sin embargo, al igual que el resto de los presidentes consultados, admite que la nueva normativa no sirve de mucho, si no se logra que las personas que dejaron de ser socios no vuelvan a inscribirse y a participar de las actividades deportivas.

“Actualmente, contamos con un 30% de nuestra masa societaria”, cuenta, mientras camina por el galpón donde está ubicada la cancha principal del club. En las paredes, cuelgan los anuncios de los patrocinantes que ya no pagan y las promociones para el alquiler del espacio para fiestas y cumpleaños infantiles que quedaron desde diciembre de 2019.

fuente: lanacion.com.ar