Renacen estos 100 metros emblemáticos linderos a Plaza Francia, con su vereda ancha repleta de mesas

Con la llegada de nuevos jugadores y algunos proyectos en marcha que prometen estar listos para fin de año, la cuadra comenzó a recuperar movimiento, pero con un perfil renovado: lejos de los canapés y las copas de champagne que marcaron una época y más cerca de la movida gourmet actual, donde no pueden faltar las cervecerías artesanales.

Uno de los que convalida la transformación que vive la zona es Carlos Gutiérrez, que llegó desde España en 1966. Hoy está detrás de la barra de La Biela como director, pero primero fue lavacopas, después barman, mozo y luego encargado. A pesar de los estragos que dejó en el sector la pandemia de Covid-19, Gutiérrez es optimista.

En la otra mitad de la cuadra, hacia la intersección con Guido, donde cerraron hace ya varios años los restaurantes Lola, Montana, San Babila y la cervecería Buller, que fue la última en partir y se reubicó por la zona, está en construcción una torre de lujo que genera mucha expectativa. Los vecinos no ven la hora de que la obra se termine para que la cuadra se libere de una vez por todas de ese aspecto sombrío, de abandono. Los gastronómicos también están atentos, y especulan con la llegada de nuevas marcas que potencien la oferta gastronómica.

En la expansión sobre la vereda de La Parolaccia, la conexión con el verde de la plaza y la vista a la Iglesia Nuestra Señora del Pilar componen una vista excepcional. Los árboles rodean las mesas de mármol dispuestas en ese sector, resguardadas por sombrillas y calefacción individual, para aprovechar el plan de comer al aire libre durante los últimos días de frío antes de que llegue la primavera.

fuente: lanacion.com