Te brindamos un manual para que consigas fabricar tu propia cerveza de manera rápida y nada complicada.

Si te gusta el mundo de la cervercería artesanal, te tenemos una buena noticia: preparar tu propia cerveza no es tan difícil, como pensabas.

Solo es necesario contar con los ingredientes y utensilios necesarios y seguir al pie de la letra las recomendaciones para que puedas disfrutar de tu bebida favorita, elaborada por tus propias manos.

El paso a paso de tu cerveza artesanal

En primer lugar, hay que abastecerse de los elementos adecuados para iniciar la preparación.

Por otro lado, garantizá la limpieza de los recipientes que vayas a utilizar, ya que la presencia de gérmenes puede alterar el sabor de la bebida.

Ahora te pasamos los ingredientes, que  sirven para elaborar 15 litros de cerveza:

30 litros de agua declorada

4,5 kilos de malta de cebada

25 gramos de lúpulo

Un sobre de levadura para hacer cerveza (no de panadería) y azúcar.

Manos a la obra

Lo primero para iniciar el proceso es la maceración.

Es decir, colocás la malta cebada en una olla de agua caliente por un lapso de tiempo de 90 minutos. OJO: el agua debe estar a una temperatura que oscile entre los 67 y 70 grados, teniendo en cuenta  que por cada kilo de malta se deben utilizar 3 litros de agua.

Es necesario que revuelvas para que no se formen grumos en la superficie.

Aquí el almidón se transforma en azúcar y se obtiene el mosto, un líquido dulce y denso.

A continuación, es el momento del hervor.

En tanto el mosto hierve durante una hora,  le tenés que ir agregando, por partes, el lúpulo, que es lo que le da el amargor y aromatiza a la cerveza. 

Una vez que el hervor finalice, la mezcla de mosto y lúpulo debe revolverse para que los residuos que se generaron en el proceso caigan al fondo de la olla.

Después, el enfriado.

Cuando el mosto ya hirvió el tiempo necesario, debés pasarlo por un fermentador. Para eso, la temperatura tiene que descender lo más rápido que se pueda.

¿Cómo hacerlo?

Podés colocar la olla en una bacha con hielo, que es el método más casero, o pasar la cerveza por un caño de cobre enrollado y enfriado con hielo. A este sistema se lo conoce como “serpentina”.

Y llegó l hora de la fermentación.

La mezcla de mosto y lúpulo la vertés en un recipiente, para que se inicie el proceso de fermentación. Dicho recipiene puede ser un bidón de agua o una heladerita de camping. 

Una vez allí, le agregás levadura, que convertirá los azúcares del mosto en alcohol.

OJO: al recipiente tenés que hacerle una trampa de aire, para que salga pero no entre.

De nuevo: ¿cómo hacerlo?

Si utilizás un bidón de agua, podés colocare en el extremo un globo pinchado.

El tiempo de la fermentación es de 10 días aproximadamente. Como resultado, obtendrás cerveza…sin gas.

Finalmente, llegan la maduración y el embotellamiento.

Cuando la fermentación se haya terminado, debés pasar la cerveza a un nuevo bidón para descartar la cama de levadura que se forma en el fermentador y dejar descansar el mosto antes de su embotellado.

En este momento, se realiza la técnica de carbonatación natural con azúcar, en el embotellado.

Para lograr el almíbar calculá 7 u 8 gramos por litro.

Con una cantidad escasa de agua, calentás el azúcar hasta que hierva. Una vez que lo hace,

La dejás en hervor por unos minutos.

Después, le aladís el mosto, revolviendo suavemente, sin que la cerveza tome contacto con el aire para evitar que se oxide.

Luego, la cerveza se pone en botellas, que deben ser tapadas  y guardadas por otros 10 días.

¿Cómo darse cuenta de que la bebida ya está lista?

Abrís una botella y servís la cerveza en un vaso. Si tiene gas, ya está óptima para consumir. En caso contrario, se deben esperar unos días más.

Recordá que para que el proceso de carbonatación sea exitoso, tenés que guardar las botellas en un lugar con temperatura ambiente y jamás en la heladera.

Ahora sí, a compartir tu bebida preferida con vos mismo o quien te plazca.