Es muy frecuente en los niños no tener tolerancia a perder. Como resultado de esa frustración se enojan, lloran, golpean. Como padres, debemos enseñarles a enfrentarse al fracaso.

Hay una verdad ineludible en esta vida: a veces se gana y a veces se pierde.

No obstante, la mayoría de los niños son incapaces de soportar la frustración que implica perder en cualquier ámbito: deportivo, intelectual o, incluso, en un simple juego de mesa.

La tarea nuestra, como padres – y no es una tarea fácil-, es enseñarles a nuestros hijos cómo se puede sacar algo positivo del fracaso. Hacerles entender que en el hecho de perder y en el de aceptar que se pierde se encierra un crecimiento, que nos ayuda a ser mejores personas.

Por qué hay que aprender a saber perder

El aprendizaje tiene un objetivo muy claro: saber perder desde niños es una metáfora de las renuncias necesarias en la vida; una metáfora que les ayudará más adelante a asumir plenamente las nuevas adquisiciones y logros.

Además, un niño que no aprende a perder y que tiene un alto nivel de frustración frente al fracaso, puede transformarse en un adulto inseguro.

¿Cómo enseñarles a nuestros hijos a perder?

Claro, hablar de hacerle entender a un niño que perder es saludable parece tarea fácil… Sin embargo, sabemos que no lo es.

Como guías de nuestros hijos, debemos tener mucha paciencia frente a las situaciones de fracaso y abordarlas con tranquilidad y alegría.

Por otro lado, enseñarles a perder es un proceso que debe darse de forma gradual en las diferentes etapas del crecimiento.

Con los niños más pequeños, se puede empezar con juegos y, si se equivocan, invitarlos a probar de nuevo.