Los abrazos son uno de los gestos que más claramente expresan cariño o contención y son muy beneficiosos para nuestra salud mental. ¿Sabés por qué?

¿Nunca sentiste que después de un abrazo tu problema o tristeza se diluían un poco? ¿O que, a partir de ese contacto físico, podías enfrentar de una manera más positiva algún conflicto?

Esto se relaciona con la conocida teoría de John Bowlby, llamada “La teoría del Apego”, según la cual el apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres y que le brinda la seguridad emocional necesaria para desarrollar correctamente la personalidad.

El planteo central es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño está condicionado, en gran medida, por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).

Como adultos, también necesitamos del contacto físico para restablecer, en parte, no solo nuestra salud mental sino también física. Es la vuelta al sentimiento de seguridad y protección que teníamos de bebés, cuando nuestros padres nos consolaban entre sus brazos.

Ahora bien, ¿cuál es, en nuestra vida cotidiana, la importancia de los abrazos?

Dar y recibir: beneficios de los abrazos

El contacto físico es tan importante en nuestras vidas como la contención a través de las palabras. O quizá más, ya que nos genera esa sensación de seguridad y control que tanto necesitamos algunas veces.