La ciudad, además de hermosa, cuenta con una historia plagada de apariciones fantasmales. Te contamos algunas de las leyendas más conocidas.

Buenos Aires es una ciudad multifacética.

Podemos disfrutar de su arquitectura heteróclita, de su vida cultural siempre intensa, de sus plazas hermosas, de sus bares particulares e históricos.

Pero esto no es todo lo que nos ofrece: para los amantes de lo paranormal, la ciudad cuenta con casas embrujadas y lugares célebres por sus historias de fantasmas.

¿Querés conocer algunos?

LA TORRE FANTASMA (Benito Pérez Galdós al 300/ La Boca)

En esta calle, en el pintoresco barrio de La Boca, se erige la llamada “Torre del Fantasma”. Dicha edificación posee un estilo art noveau, pero eso parece ser lo menos llamativo.

Muchos vecinos y habitantes del lugar, afirman que, dentro de la torre, deambula el fantasma de una antigua moradora, una pintora joven, cuyo nombre era (o es) Clementina.

Según la leyenda, un día un periodista fue a hacerle una entrevista y sacó fotos de su obra.

Al revelarlas, el cronista vio, espantado, que en las tomas habían salido, escondidos entre los cuadros, tres duendes.

Sumado a este descubrimiento inquietante, la joven se quitó la vida al poco tiempo, sin dejar ninguna explicación.

Desde ese momento, las personas que viven en la torre señalan que se escuchan pasos por la noche, tantos que no los dejan dormir. O que los duendes siguen ahí y les esconden las cosas.

LA IGLESIA DE SANTA FELICITAS ( Barracas)

En esta iglesia, tuvo lugar una de las tragedias de amor más conocidas de nuestra historia.

Felicitas Guerrero de Álzaga era considerada, e su época, como la mujer más hermosa de la República. Contando con tan solo 15 años, se casó con Martín de álzaga, un hombre mucho mayor que ella, hacendado y con una fortuna más que importante, una de las mayores allá a mediados del Siglo XIX.

Años más tarde, Felicitas quedó viuda, con apenas 26 años. E inmediatamente fue pretendida por dos hombres: Enrique Ocampo y Sáenz Valiente, un estanciero que logró conquistar a la muchacha.

Ocampo no soportó el rechazó y pidió hablar con la joven. Comenzaron a discutir y él sacó un arma de fuego y disparó sobre ella dos veces.

Al escuchar los disparos, los familiares de Felicitas entraron a la habitación, forcejearon con el asesino y le dieron muerte.

Corría un 30 de enero de 1872. La familia de Felicitas construyó la iglesia en su honor.

Según la leyenda, todos los 30 de enero, por la noche, el espectro de Felicitas aparece entre las rejas de la iglesia y llora. Cuando el edificio fue restaurado por primera vez, el arquitecto notó que todos los ángeles tenían rota el ala derecha, el lado donde Felicitas recibió los dos disparos.

LA CASA DE LA PALMERA (Riobamba al 100)

La casa recibe este nombre, ya que en su pequeño jardín frontal hay una palmera enorme, que apenas deja ver la edificación.

Hacia principios del siglo XX, allí habitaban Catalina Espinosa de Galcerán, viuda de un médico reconocido en la época por su dedicación a la curación de enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla que asoló Buenos Aires hacia 1872.

Catalina vivía en el lugar con sus cinco hijos varones y Elisa, la única hija, muy devota.

Según cuentan, Elisa estaba molesta con sus hermanos, porque eran trasnochadores y mujeriegos.

A medida que iban muriendo, clausuraba sus habitaciones, hasta que quedó sola en el subsuelo, donde la encontraron muerta, hacia 1992.

Afirman que su espíritu permanece allí, enojado por el comportamiento de sus hermanos. 

Estas son algunas de las muchas historias que recorren las calles de Buenos Aires.

¿Te animás a visitar estos lugares y vivir tu propia experiencia sobrenatural?