¿Quién no ha postergado una actividad alguna vez? Las excusas se multiplican para evitar afrontar aquello que debemos hacer. Te contamos qué es y cómo evitar la procastinación.

Cuántas veces, a lo largo de nuestras vidas, postergamos actividades, tales como ir al dentista, leer textos pendientes, cambiar el cuerito de la canilla, entre otras.

Se trata de un hábito muy frecuente en las personas, que tienden a relegar compromisos de manera sistemática o de forma esporádica.

Sinceramente, ¿quién no ha procastinado más de una vez?

¿Qué es procastinar?

Procastinar significa, esencialmente, aplazar.

Se trata de un hábito por el que las personas tienden a postergar compromisos importantes para evitar enfrentarse a ellos, ya que les producen ansiedad, miedo o estrés.

De esta manera, buscan cientos de excusas que las alejen de dichas actividades que suplantan por otras que les resultan más placenteras o que no involucren ninguna “amenaza” emocional.

¿Querés saber ejemplos de procastinación?

Tenés un microemprendimiento y es la hora de ponerte a organizar un proyecto importante para el crecimiento de tu empresa; sin embargo, siempre hay algo más urgente que hacer.

Otro ejemplo es la visita al dentista. Sufrís de un dolor de muelas o necesitás hacerte un control, pero alguna actividad se interpone siempre a la hora de concurrir al odontólogo.

Hay muchos trabajos que corregir, se acumulan; no obstante, sacar a pasear al perro o leer una nota en internet se impone a dicha obligación.

¿Quiénes son procastinadores?

En realidad, todos podemos procastinar. Se trata de un hábito adquirido o que nace con nosotros.

Muchas veces, la procastinación se relaciona directamente con la personalidad.

Si somos ansiosos o muy perfeccionistas, podemos caer en ella y empeorar nuestra calidad de vida.

Existen tres etapas en este hábito de postergar:

Primera etapa: tiene que ver con la incomodidadpor esa actividad que debemos hacer.

Segunda etapa: se vincula con la ocupación a través de otras actividades menos importantes.

Tercera etapa: realizar una justificaciónen la que suele aparecer la famosa frase de “mejor mañana”

Si te identificás con este proceso, es hora de que pongas manos a la obra –sin excusa para llevarla a cabo.

¿Cómo dejar de procastinar?

Como se trata de un hábito que se arraiga en nuestra forma de enfrentar las distintas circunstancias, no es tan fácil de erradicar. Debés ser perseverante y tener fuerza de voluntad para lograr erradicarlo y mejorar tu autoestima y no caer en la frustración, por aquello que debés hacer y postergás.

En primer lugar, es importante que hagas un autodiagnóstico. Es decir, que seas consciente de en qué situaciones empezás a procastinar, a patear para adelante actividades que te impliquen un mayor grado de responsabilidad y compromiso. Este primer paso es muy importante porque te lleva a detectar el problema y en qué momentos surge.

Otro consejo es que realices una cosa por vez, debido a que si tenés muchas actividades para desarrollar durante el día, corrés el riesgo de paralizarte y comenzar a postergar.  Por eso, lo mejor es dividir grandes tareas en pequeñas partes y crear metas para cada una de ellas.

También es recomendable no castigarse por procastinar, ya que enojarse con uno mismo por aplazar tareas trae acarreada una mayor ansiedad. Sé amable y generoso con vos mismo, no te conviertas en tu peor juez, pues esto hará que no puedas salir del lugar en el que estás.

Otro tip es que realices planes, pero teniendo en cuenta que pueden surgir imprevistos.

Dejar las actividades para último momento no es conveniente, porque, de esa manera, vas a depender de factores externos para completar tu actividad. ¿Y qué puede ocurrir? Puedes enfermarte, puede faltar luz, Internet puede parar de funcionar, un familiar puede necesitarte y la tarea quedará para después.

Recordá que no es fácil dejar de procastinar, pero con empeño y decisión vas a poder sacarte ese mal hábito de encima. Es hora de empezar.